Escucha a las piedras, incluso ellas tienen su grano de sabiduría. ¿Cuánta sabiduría tienes tú en cambio? Es un bien bastante escaso en los humanos, la única certeza que tienen es que van a morir.

lunes, 26 de diciembre de 2011

Un gran problema

Llevo tiempo pensando en lo mismo. Mi forma de pensar es un tanto caótica, salto de nivel en nivel y en ocasiones mi mente destella luz y avanza repentinamente en el pensamiento. Cuando eso ocurre es bastante difícil seguirme, pero soy así, que se le va a hacer.
Al grano, todo empezó hace unas semanas cuando me llegó un correo de un gran amigo al que le tengo mucho aprecio y al que hace tiempo que no veo por culpa de los estudios de ambos. El caso es que me deseaba Feliz Navidad y me contaba que le iba bien, un poco de su familia, etc. Pero lo que me gustó menos fue el tono final. Esperaba seguir en contacto conmigo y no perder la amistad granjeada durante estos últimos años. Ni se me había pasado por la cabeza dejar de considerarlo como amigo, como un buen amigo, incluso un hermano. Creo que él siente lo mismo por nuestra relación de amistad. Y que en cierta medida ese párrafo venía a decir lo que ambos pensamos.
No obstante esto me dejo con el hilo del razonamiento, como solo debía seguirlo reflexioné sobre ello. El gran problema no es que llevamos mucho tiempo sin vernos, sin estar juntos una tarde o ver una película. El gran problema es que tampoco conversamos, cosa que solucionamos no hace mucho, y eso provocaba una sensación de distanciamiento. Cuando hablamos siempre estamos en el mismo nivel, es por eso que somos capaces de dar vueltas a una plaza castellana helándonos de frío sin que eso nos importe mucho, no nos sentimos violentos cuando pensamos ligeramente distinto, y hasta nos dejamos influenciar el uno del otro. Conversando ambos aprendemos y hacemos eso tan bien que la distancia no afecta a nuestra amistad, al contrario la refuerza. Nos enriquecemos y nos conocemos más, tanto a uno mismo como al otro.
Pero no todos tienen la misma dicha, incluso entre las personas que se ven casi a diario. No solo es pasar tiempo con ellos, es hablar, conversar con ellos, las redes sociales nos están permitiendo esto. Hay gente que dice que son frívolas, yo mismo estaba en contra de ellas y apostolaba lo mismo. Ahora no, la frivolidad está en la gente, nunca en el medio, el problema está en no saber conversar. Si hay uno por encima de otro eso se parecerá más a una relación maestro-discípulo que amigos. Si superás esa barrera y conversas bien con el resto, las relaciones mejorarán. Viene muy de la mano con entender que para conocerme a mí debo conocer a los demás.
Quizá esa es la respuesta, que internet no es tan distinto a la vida.

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